Las mantis son insectos solitarios y carnívoros muy hábiles para cazar. Se ocultan muy bien entre la vegetación porque su coloración es muy parecida a la del ambiente; así se mimetizan para que no las vean ni sus presas ni depredadores como aves y mamíferos que se alimentan de insectos. Además, sus movimientos son tan lentos que pueden pasar desapercibidas. Las mantis son popularmente conocidas por el hecho de que las hembras se comen la cabeza de los machos cuando se están apareando, aunque esto solo es cierto para unas pocas especies [1].

En el mundo se conocen aproximadamente unas 2400 especies de mantis [2], pero en el neotrópico el número reportado es mucho menor, posiblemente porque no hay muchos investigadores que estudien estos animales [3]. En Colombia se han encontrado 122 especies [2], y todavía hay regiones del país en donde no se han realizado estudios de mantis [4], por lo que muy probablemente el número de especies descubiertas aumentará.

La mantis más conocida es Mantis religiosa, que debe su nombre a la posición de sus patas delanteras cuando está en reposo, las pliega y parece estar de rodillas rezando. Pero también podemos encontrar a la mantis orquídea (Hymenopus coronatus) que en su estado inmaduro tiene la apariencia de una de estas flores, lo que la hace imperceptible para sus presas; la mantis hormiga asiática (Odontomantis planiceps), cuyo cuerpo en estado juvenil parece al de una hormiga y anda en grupos; o varias especies de mantis que se parecen a las hojas secas de un árbol, también para para pasar desapercibidas [5].

Elizabeth Abril Pulido