EDICIÓN #8
ISSN 2382-4743
31 de mayo de 2018
Distribución gratuita
Asociación Akuaippa ©
Bogotá - Colombia
www.akuaippa.org
| ÁREA EDITORIAL |
DIRECTORA GENERAL
Lina María Perilla
EDITORA ENCARGADA
Dalia C. Barragán Barrera
REVISIÓN DE ESTILO
Andrea Carrillo
Lina María Perilla
Dalia C. Barragán Barrera
| ÁREA DE DISEÑO Y DESARROLLO |
DIRECTOR GRÁFICO
Carlos E. Pachón Matute
BETA TESTER
Elizabeth Abril Pulido
DE REDES SOCIALES
Erika L. Franco Fábrega
AUXILIAR GRÁFICO
Diego C. Franco Fábrega
| AGRADECIMIENTOS |
Comisión Colombiana del Océano - CCO
Linda Lucía Ballestas Torres
Comunicadora social y periodista, Especialista en comunicación estratégica.
Asesora del Seminario Nacional de Ciencias y Tecnologías del Mar – SENALMAR.
Fotografía: Janayara Machado (Unplash|461788)
Los cinco sentidos del periodismo científico
En Colombia, las puertas del futuro están abiertas para aquellos que logren combinar el rigor científico con la fascinación periodística. Una mezcla impactante y compleja que involucra a dos visiones distintas de un mismo mundo.
Palabras clave: Periodismo científico, divulgación científica.Nicolás Villegas Vallejo
Profesional en Relaciones Internacionales
Asesor en Asuntos Antárticos
Comisión Colombiana del Océano (CCO)
Fotografía: Diego Mojica - CCO
¿Qué hace un país tropical como Colombia en un continente tan lejano como la Antártica?
Hablar de la Antártica en Colombia parece ser un tema demasiado reciente; sin embargo, la realidad es que nuestro país lleva décadas descubriendo las maravillas del continente blanco a través de la investigación y la ciencia.
Palabras clave: Expedición científica, Colombia, Antártica, Programa Antártico Colombiano, SCAR.Por: Diego Mojica | Ver perfil
2600 metros más cerca de las estrellas.
La pantalla me informa que ya debo abordar el vuelo a Valparaíso en Chile, donde me integraré al grupo de investigadores y expedicionarios antárticos que zarparon el pasado 16 de diciembre de 2017 desde Cartagena de Indias a bordo del buque colombiano ARC 20 de Julio de nuestra Armada Nacional, en el marco de la IV Expedición Científica de Colombia a la Antártica “Almirante Tono” verano austral 2017-2018.
Tres sonidos estrepitosos y el sonido en altavoz de la melodía tropical de nuestro ARC 20 de Julio anuncian el zarpe hacia el imponente paisaje de los canales patagónicos con sus monumentales fiordos ventisqueros, glaciares y caídas de hielo. Luego nos dimos paso hacia el cruce del histórico estrecho de Magallanes, cuyo nombre derivó del explorador Fernando de Magallanes quien circunnavegó el globo terrestre. Este estrecho está ubicado en la Patagonia, extremo sur del continente suramericano.
Llegamos a la también histórica ciudad de Punta Arenas en Chile, donde el 3 de septiembre de 1916 arribaría bajo la capitanía del chileno Luis Pardo Villalón, la Escampavía Yelcho, con el exitoso rescate de la tripulación del Bergantín Endurance, el famoso buque rompehielos de la legendaria Expedición Imperial Trans-Antártica de Sir Ernest Henry Shackleton, una de las mayores hazañas de supervivencia del ser humano registradas en los anales de la exploración antártica contemporánea.
"3 de septiembre de 1916. Domingo. Hermoso amanecer con espectaculares efectos de la bruma sobre las colinas y distantes montañas que rodean Punta Arenas. Poco después de las siete de la mañana, Sir Ernest Shackleton remó hacia tierra y telefoneó anunciando nuestra llegada a Punta Arenas, de modo que la gente pudiera venir a saludarlos después de misa, ya que debíamos llegar a las doce del mediodía. El Yelcho estaba decorado con banderas… Al acercarnos al embarcadero, nos ensordecieron los silbidos y los vítores de las lanchas de motor, de los que se hizo eco la vasta multitud reunida en los muelles." - Diario de Frank Hurley
Las bayas de color azul oscuro materializadas en Pisco Sour Calafate y un par de cervezas Austral fueron mis bebidas en el bar de Shackleton ubicado en el hotel José Nogueira, antigua residencia de Sara Braun, donde en su momento acudió Shackleton en busca de ayuda para el rescate de sus hombres. Allí admiré los negativos, mapas y cartas junto a la botella de whisky Mackinlay’s, creada en conmemoración al whisky bebido por Shackleton y su tripulación en su legendaria expedición. —Es una lástima no tener el dinero suficiente para comprar la botella y tomarme un par de buenos tragos de este whisky como despedida y a la vez antesala para el buen desarrollo de nuestra expedición antártica— pensé.
La imagen de las Torres del Paine en la etiqueta de la cerveza Austral, me recordó los maravillosos paisajes y la pérdida de dos uñas de mis pies durante mi trote un par de meses atrás de los 80 kilómetros en el Ultra Trail Torres del Paine, entrenamiento que hace parte de la preparación física como antesala para "La Primera Travesía Científica Antártica de Colombia al Polo Sur Geográfico 90º de Latitud Sur", proyecto que llevo cultivando, nutriendo y planificando desde hace 18 años, cuando leí los diarios de Scott, Amundsen, Shackleton, Messner, Fuchs y otros.
Este proyecto se ha convertido en mi objetivo de vida y pasión durante todos estos años, y después de haber acumulado diversas experiencias, capacidades y habilidades espero hacer realidad en el próximo verano austral 2019 – 2020.
En Punta Arenas, aprovecho para visitar el Museo de Nao Victoria, que recrea con certeza histórica grandes proezas de expedicionarios y navegantes. Así mismo, réplicas 1:1 de galeones y embarcaciones, entre ellas el James Caird, bote del Endurance de la legendaria expedición a la Antártica de Shackleton. Pienso en los eventos y situación abrumadora vivida por él y sus hombres en la épica navegación por aguas antárticas en los botes; James Caird, el Dudley Docker y el Stancomb Wills.
"...En el Wills sólo dos hombres en condiciones de trabajar —registró Wordie—. Algunos, además, estaban medio locos; uno cogió un hacha y no paró hasta haber matado una decena de focas... En el Caird ninguno sufrió así" - Diario de Frank Hurley
"...Shackleton comunica una importante decisión: un equipo a sus órdenes pronto se haría a la mar en el James Caird y se dirigiría a las estaciones balleneras de la Isla San Pedro, la cual estaba a mil trescientos kilómetros desde Isla Elefante donde se encontraban, para cubrirla, un bote abierto de siete metros de eslora debería cruzar el océano más formidable del planeta, y además en invierno. Cabía prever vientos de hasta ciento treinta kilómetros por hora y surcar olas —las famosas “aplanadoras” del Cabo de Hornos— que medirían hasta quince metros de altura , y si no tenían suerte, podían encontrarse con cosas aún peores." - Diario de Frank Hurley"
…El viaje del James Caird fuera, en opinión de futuras generaciones, uno de los más magníficos llevados a cabo." - Caroline Alexander, 1998
Durante casi dos días y medio navegamos cruzando el temido Paso de Drake, llamado así por el caballero pirata inglés y saqueador de los siete mares Francis Drake, quien en estas aguas llegó a una de las latitudes más australes del planeta. Este Paso es conocido por antiguos exploradores y navegantes debido a sus aguas bravías y a la confluencia de océanos y mares en el llamado Océano Glaciar Antártico, donde previo a ello tuvimos que esperar la ventana del tiempo y condiciones meteorológicas menos desfavorables para su tránsito. Los pasillos del ARC 20 de Julio eran los de un barco fantasma; a excepción de la guardia de turno, la gran mayoría se encontraban en sus literas agobiados y mareados por el movimiento ocasionado por la confluencia de las corrientes marinas en esta área.
-¡Iceberg!- exclamó el infante de marina de guardia, quien con su prodigiosa visión fue el primero en delatar el primer hielo a la vista que anuncia el arribo al área de influencia del continente antártico. Casi durante un mes nuestro ARC 20 de Julio navegó por aguas antárticas, realizó las estaciones oceanográficas y actividades científicas propuestas.
-¡Ballenas!-. Junto con Andrea Bonilla nos correspondió hacer el esfuerzo de observación de mamíferos marinos en la Antártica, y trabajamos en los proyectos de bioacústica de mamíferos marinos y bioacumulación de mercurio en ballenas jorobadas. Por medio de salidas en bote zodiac, Andrea sumergía durante quince minutos su hidrófono (micrófono subacuático) para caracterizar el paisaje sonoro del medio marino, y por mi parte, “cazaba ballenas”. Con ayuda de Andrea y los pilotos del bote de la Armada Nacional, seguíamos los soplos, aletas, y la huella dejada por estos grandes cetáceos, algunos de ellos con cédula colombiana, que migran a estas aguas para alimentarse.
¡Click! ¡Click! Disparábamos armados con cámaras fotográficas hacia el punto de avistamiento de las ballenas, donde procurábamos obtener el registro de su huella digital: la aleta caudal.
¡Zumb! ¡Zumb! Se dirigía la flecha modificada hacia el dorso de una ballena, solamente para colectar la tan anhelada muestra de piel y grasa, con el fin de determinar sus niveles de mercurio y así conocer el estado de salud de las ballenas y el océano Antártico. En total once muestras colectadas por medio de la técnica de biopsias remotas con ballesta, arrojaron el balance de las siete salidas en bote zodiac.
Las raquetas de nieve, los esquís y botas van por fuera de los dos barriles con pertrechos y equipos necesarios para el trabajo en campo del proyecto del componente de Glaciología. Están en la cubierta de popa a estribor del barco donde muy pronto desembarcaré del ARC 20 de Julio, rumbo a la Estación Científica Machu Picchu de Perú – ECAM en Antártica. Me despido y me voy muy agradecido con el Capitán de Navío Urrego Comandante del Buque, Capitán de Fragata Gutiérrez Jefe Científico y toda la tripulación e investigadores del buque de la Armada Nacional; sin ellos no se hubieran podido cumplir los objetivos de los proyectos de investigación de mamíferos marinos de los cuales hago parte.
Me reuniré en la ECAM con un grupo de investigadores de la Universidad de Dresden, Alemania para el trabajo en campo sobre el Glaciar Lange. Ellos hacen parte del grupo de investigadores del Instituto Nacional Antártico Chileno - INACH, y yo voy en representación de nuestro Programa Antártico Colombiano como investigador de la Comisión Colombiana del Océano en el marco de mi trabajo de tesis del Programa de Postgrado “Maestría en Ciencias Antárticas con Especialización en Glaciología” de la Universidad de Magallanes, Chile. Desempaco y me instalo para esperar a mis colegas.
¡Toc! ¡Toc! ¡Toc! —¡Diego! ¡Llegó el bote por ti!— me despierto súbitamente y salto de la cama. Empaco rápidamente cosas y me visto. El bote zodiac del buque AP-41 Aquiles de la Armada Chilena espera por mí. Me despido rápidamente, doy las gracias al jefe y personal de la ECAM, y despejando del mar escombros de hielo en la proa me dirijo en el bote dos millas náuticas afuera hacia el Aquiles.
Una escalera de gato es la puerta de acceso al buque. A mitad de la escalera, Pamela Santibañez del INACH me avisa que el helicóptero me está esperando. Sin tiempo para llevar justo lo necesario para el campamento sobre el glaciar, tomo los dos barriles con el equipo, una de mis maletas, la cámara, raquetas de nieve y esquís. Sobre la plataforma del helicóptero Bölkow me encuentro con Ellen Schwalbe, una de las investigadoras alemanas que viene del campamento, quien me indica que no es necesario llevar las raquetas y los esquís debido a las condiciones impracticables del terreno; sólo usaremos cordada con crampones. Cinco minutos después de mi llegada al Aquiles, ya estaba volando con Ellen rumbo al campamento.
Sobrevolamos el frente del glaciar Lange luego de cruzar el flanco derecho. En inmediaciones de otro glaciar, diviso a Robert Koschitzki y Benjamín Schroeter con todos los barriles, pertrechos, comida y equipos.
Aterrizamos, bajamos nuestras cosas y nos despedimos de los pilotos. Armamos nuestros campamentos y nos disponemos a pernoctar en inmediaciones del glaciar, no sin antes probar nuestra comida liofilizada que será la alimentación por el tiempo que dure nuestra estancia en este maravilloso paraje.
05:00 horas. Me despierto, abro la puerta de mi tienda y veo el espectacular paisaje que me depara los próximos días. Un sistema montañoso de hielo y nieve nos aguarda en el flanco izquierdo del glaciar Lange. Nuestro objetivo es la instalación de seis cámaras secuenciales para fotogrametría y monitoreo del frente del glaciar en su zona de ablación (donde hay desprendimiento de hielo y iceberg), que junto con otras metodologías de campo nos servirá para determinar el balance de masa del glaciar, es decir, identificar si el glaciar gana más masa de hielo del que pierde en sus desprendimientos o por lo contrario, si pierde más masa de hielo en su zona de acumulación o está en equilibrio, lo cual relacionaremos con los datos meteorológicos del área. Todo esto, con el fin de generar conocimiento e información del estado de los glaciares en esta área antártica en el actual escenario de cambio climático.
19:00 horas. Caminata en cordados con crampones hacia la parte alta del sistema montañoso para dirigirnos a los lugares de más difícil acceso, los cuales son los ideales para la instalación de nuestras cámaras. Llevamos con nosotros cuatro trípodes robustos y pesados, junto con una cámara Reflex contenida en una caja Pelikan, GPS geodésico, entre otros equipos. Las nubes se disipan y el espectáculo está a la vista por doquier.
Seleccionamos preliminarmente algunos de los sitios idóneos para la instalación de las cámaras y tomamos los registros fotográficos de estas zonas. Alistamos equipos, cuando de repente un estruendoso sonido delata el desprendimiento de grandes masas de hielo en el frente del glaciar equivalente al tamaño de una casa promedio de tres pisos. Este evento conocido como Calving, es un proceso natural en la dinámica de un glaciar, pero se ha acelerado en las últimas décadas debido al cambio climático. Dejamos los trípodes en la parte alta de la montaña debidamente anclados con rocas del lugar. Al final del día retornamos al campamento.
Fuertes vientos azotan las carpas con un leve cambio de dirección, lo cual nos obliga a cambiar la posición del campamento, no sin antes haber ocasionado estragos en mi carpa. Marcamos las rutas con GPS hasta el punto más alto del flanco derecho. Continuamos la caminata con crampones por el filo de la montaña muy cerca a pequeñas cornisas de nieve. Nuestro equipo pesa y los vientos son muy fuertes, lo cual nos obliga a estar atentos y disminuir el paso de la cordada. Entre hoy y el cinco de febrero, Robert junto con Ellen seleccionan los puntos idóneos para la instalación de las cámaras con base en los registros fotográficos capturados, puntos georreferenciados, según su experiencia de más de una década en el trabajo con glaciares en el Ártico, Europa y Patagonia. Benjamín y yo observamos y aprendemos. Ellen por su parte calibra las cámaras con una técnica especial, para dejarlas instaladas durante dos años.
Armados con una pica y con la disposición de unas manos laboriosas, y una vez elegidos los sitios, procedemos a realizar la ardua tarea de instalación de los trípodes que aseguramos con una pila de rocas. Instalamos las cámaras y blancos de referencia en diferentes puntos frente a la cámara, que con una proyección ortogonal, nos suministrará información del retroceso, crecimiento, o equilibrio del glaciar. Los días transcurren entre fuertes jornadas de trabajo; no obstante, para mí es reconfortante, aprendo cada día más y me siento como uno de los protagonistas de Chasing Ice. Además, nos hemos convertido en unos experimentados caminantes de montaña sobre la roca, la nieve y el glaciar, e incluso hemos aprovechado las laderas de nieve para deslizarnos y divertirnos un poco, lo cual ha afianzado nuestra confianza y el compañerismo durante las arduas jornadas de trabajo y en los tiempos de descanso.
El despertar viene acompañado de un leve sonido del agua que se escucha muy cerca de nuestro campamento. Pies húmedos y fríos...
Me afano un poco en salir y me percato de que el descongelamiento del glaciar que se encuentra en inmediaciones de nuestro campamento ha ampliado drásticamente el espejo de agua de la pequeña laguna que encontramos al llegar. Esto nos obliga nuevamente a cambiar la posición del campamento, tarea que se hace más compleja debido a los fuertes vientos, lluvia y neviza. El día es nublado, frío y ventoso. Hoy no saldremos a la montaña. Nos quedamos en el campamento alistando equipos y seleccionando puntos para la instalación de las cámaras.
El viento sigue bramando y los sonidos estrepitosos afuera indican que vientos catabáticos de más de 100 kilómetros por hora están descendiendo sobre nuestro campamento. Mi tienda se mueve de lado a lado de una forma endemoniada. Se quebró otra varilla de la carpa que a su vez rompió la sobrecarpa, la cual ya tiene cuatro rasgaduras. Es cuestión de tiempo antes de que nuestras carpas colapsen por persistir estas condiciones y mal tiempo. Esta situación no puede durar mucho...
La ventana de mi carpa delata que afuera, el domo multipropósito colapsó, apenas si podía estar en pie. Previamente tuvimos tiempo de evacuar pertrechos, asegurar cámaras, comida y equipo. Nuestras carpas apenas resisten.
Es curioso... La carpa baño que es idéntica a la usada cien años atrás por el capitán Robert Falcon Scott en su épica y trágica travesía hacia el Polo Sur, está intacta y parece asimilar bien estos fuertes vientos, a diferencia de estos domos cuatro estaciones de última generación.
Aunque las circunstancias son muy diferentes y distan mucho de la situación de Scott y sus hombres, esta situación me trae a la mente un aparte del Diario de Scott:
"Domingo 16, o domingo, 17 de marzo. La tragedia está en pleno desenlace… En el exterior brama un huracán. "Quiero salir afuera", dijo Oates, "quizá me quede un rato afuera". Luego salió en pleno huracán, y jamás hemos vuelto a verle." - Scott, 1912
Es emocionante esto, y la adrenalina empieza a fluir. Realmente se siente el tiempo hostil y extremo de la Antártica.
Hoy no salimos a la montaña. Estuvimos todo el día en la carpa. Nuevamente lluvia, neviza y fuertes vientos... Dormir, dormir, dormir… Leer y pensar... Diario de Scott:
"22 y 23 de marzo. El huracán sigue bramando. Wilson y Bowen no podían atreverse a salir. Mañana es la última posibilidad. Se ha agotado el combustible y alimentación solo para uno, máximo dos días. Ha llegado el fin. Hemos acordado morir de muerte natural. Queremos marchar con nuestras cosas o sin ellas hasta el depósito e ir desplomándonos sobre nuestra propia pista. Viernes 29 de marzo. Afuera, delante de la tienda, todo el paisaje una terrible ventisca. Resistiremos hasta el final; la muerte ya no puede estar demasiado lejos. Es una lástima, pero no creo poder seguir escribiendo." - Scott, 1912
El tiempo pasa lentamente. Descansar y comer... Apenas llevamos seis días de comida liofilizada, y ya estamos anhelando la comida de casa.
Días de arduo trabajo. Instalamos cuatro cámaras con los blancos de referencia en algunos de los lugares más inaccesibles de estas majestuosas montañas, e incluso hemos tenido que descender en rappel hacia los riscos y acantilados montañosos para instalar con taladro estos blancos. Previamente nos comunicamos con el buque Aquiles, e informan que el día 9 de febrero nos recogerá el helicóptero para trasladarnos al otro lado del glaciar, en el flanco izquierdo hasta la estación de Machu Picchu, ya que debido al colapso de nuestro domo multipropósito y al deterioro de nuestras propias carpas, el campamento es impracticable. Ese día muy temprano levantamos el campamento, y luego de mediodía, observamos en el horizonte el buque. Establecimos comunicación, y posteriormente aterrizó el helicóptero. Ellen y Robert van adelante en el primer vuelo con parte del equipo, pertrechos y campamento. Mientras tanto, Benjamín y yo nos cercioramos de dejar el lugar sin basura y sin olvidar algún implemento. Asistimos las maniobras de izado de material en el helicóptero y nos vamos en el último vuelo. Sobrevolamos el lugar que nos acogió durante nueve días como nuestro hogar, las montañas nevadas y el glaciar, dejándolas ya atrás para aterrizar en el helipuerto de ECAM, donde Robert, Ellen, el jefe y personal de la estación nos esperan.
Nuestro nuevo hogar ECAM. Durante los próximos nueve días subiremos las montañas en inmediaciones de la estación, cruzaremos el glaciar Gnosco (62°06´01¨S 58°29´03¨ W), que tiene numerosas grietas y un pequeño caudal que lo cruza, para posteriormente subir el sistema montañoso del flanco izquierdo del glaciar Lange (62°06´23¨S 58°29´22¨ W) donde instalamos las otras dos cámaras. Se puede sentir el clima hostil y extremo de Antártica.
El día 16 de febrero, en uno de nuestros últimos recorridos de retorno a ECAM, la temperatura bajó drásticamente y vientos catabáticos descendieron sobre las laderas de la montaña, azotando nuestros cuerpos de una manera descomunal. Ese día permanece grabado en mi memoria como uno de los momentos en que realmente sentí la fuerza hostil y salvaje de la Antártica. La adrenalina fluyó por nuestros cuerpos. Capas de nieve caían sobre nuestra vestimenta y cubría el manto de hielo del glaciar. Los crampones ya no eran necesarios, eran una herramienta impracticable pues, con estos feroces vientos, su uso podría causar fractura de tibia y peroné. Los crampones se adhieren al hielo, pero los huesos de la pantorrilla no pueden resistir el abatir y presión de estos fuertes vientos. El tiempo de descenso del glaciar a la estación ECAM se duplicó, los cuidados y sentidos se agudizaron y los piolets cumplieron adecuadamente su función.
La hospitalidad, gentileza y generosidad de nuestros hermanos de Perú y su Programa Antártico serán recordados y agradecidos. El día 18 de febrero, el bote zodiac de ECAM nos transportó hasta el buque peruano BAP Carrasco que nos llevaría hasta la estación científica chilena “Profesor Julio Escudero”, anfitriones que también estuvieron a la altura y con los que también estamos muy agradecidos. El día 22 de febrero, abordamos el avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea de Chile rumbo a Punta Arenas para posteriormente dirigirnos a nuestros hogares.
Las vivencias de campo sobre el glaciar Lange, la ECAM e inmediaciones, enmarcadas en la IV Expedición Científica de Colombia a la Antártica “Almirante Tono” Verano Austral 2017-2018, serán recordadas como una de las experiencias más gratificantes y como parte del entrenamiento, capacidades y habilidades cultivadas desde hace 18 años para el logro y firme propósito de llevar a cabo mi proyecto titulado "Primera travesía científica Antártica de Colombia al Polo Sur Geográfico 90º de latitud sur" a desarrollarse el próximo verano austral 2019-2020, como parte de una de las etapas del Programa Antártico Colombiano.
Espero que este proyecto se constituya en un hito de exploración polar científica en el lugar más inhóspito, inaccesible, extremo y hostil del planeta, que generará conocimiento e información sobre el espesor del casquete de hielo antártico y sus fluctuaciones a lo largo de los aproximados 1100 kilómetros de recorrido. Cabe mencionar, que también se realizará un estudio de la criosfera (glaciología) que es un tema de palpitante actualidad en el escenario del cambio climático, en procura de alinearnos a la investigación de punta de otros países en un continente constituido principalmente por hielo.
Finalmente, en el marco de la V Expedición Científica de Colombia a la Antártica “Almirante Campos” a desarrollarse el próximo verano austral 2018 – 2019, esperamos recoger la información de las cámaras instaladas y realizar mediciones in–situ sobre el glaciar para complementar con datos meteorológicos y satelitales, información que procesaré y analizaré como parte de mi tesis de postgrado “Maestría en Ciencias Antárticas con Especialización en Glaciología” de la Universidad de Magallanes, Chile. Gratitud al Programa Antártico Colombiano, Comisión Colombiana del Océano, Armada Nacional de Colombia y a la Dirección General Marítima, Instituto Nacional Antártico Chileno y al Programa Antártico Peruano.
Paula Andrea Angel Romero
Bióloga y Microbióloga
Universidad de los Andes
Fotografía: Diego Mojica - CCO
Amenazas para los gigantes del Pacífico colombiano: contaminantes que afectan a las ballenas jorobadas del stock G
La ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) es un mamífero marino cetáceo que pertenece al orden Mysticeti, que abarca todas aquellas especies que poseen barbas o balenas en lugar de dientes . Estos gigantes majestuosos del océano se caracterizan por alcanzar dimensiones de hasta 18 metros y pesar 40 toneladas mientras que al nacer, las crías miden cuatro metros y pesan dos toneladas aproximadamente.
Palabras clave: Mercurio, Ballena jorobada, Stock G, Península Antártica, Pacífico colombiano.